jueves, 10 de enero de 2013

AESARA DE LUCANIA

Pertenece al siglo III a.C. y fue matemática y filosofa además de una de las últimas alumnas de la escuela pitagórica. En ella estudió geometría, aritmética, música pero sobretodo enfatizaba en la armonía cósmica.
Siguiendo las enseñanzas del filósofo profundizó en la metafísica y el ser humano y la naturaleza.

Escribió Sobre la naturaleza humana, escrito del cual se conserva un gran fragmento. En esta obra Aesara reflexiona acerca de los principios éticos, la ley y la justicia. El individuo debía indagar en su interior para conocerse mejor "Analizando la naturaleza del alma, se puede llegar a saber cuál es la correcta justicia individual, familiar y social" .
Otra variedad de temas son hablados en esta obra como el microcosmos de la naturaleza humana y la ciudad de estado, el principio de la ley natural y la naturaleza tripartita del alma.

Esto es todo lo que se puede encontrar sobre ella, poco se sabe de su vida, incluso numerosos autores que han hablado de mujeres en la historia de la filosofía no la han nombrado.Quizá todo lo que se sepa de ella es gracias a su obra, si ésta no se conservara es posible que no se supiera de su existencia.



Aquí un pequeño fragmento de su obra:


“La naturaleza humana me parece proporcionar un patrón de la ley y la justicia tanto para el hogar como para la ciudad. Siguiendo las pistas dentro de uno mismo, quien busca hará un descubrimiento: la ley está en él  y la justicia, la cual es la disposición ordenada del alma.
Ser triple está organizado de acuerdo con la triple función del humano:  los juicios y pensamientos plenos los causa la mente, la fuerza y capacidad son debidos al espíritu y el amor y la bondad son efectos del deseo. Todos ellos están dispuestos de manera relativa el uno al otro estando el mejor al mando, el más inferior es gobernado y el que está entre ambos es central, gobernando y siendo gobernado”

Lo cual me recuerda al mito del Carro Alado de Platón. Él también creía en el humano como un ser tripartito,que tenía alma, razón y pasión de entre las que la razón debía mantener la armonía entre las tres y sobretodo, doblegar a la pasión que era la perdición del hombre.

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